
Directores de Élite Luchan por la Audiencia: ¿El Público Quiere Más Diversión que Filosofía?
La barrera de los tres millones de espectadores parecía ser un objetivo alcanzable para los aclamados directores surcoreanos Bong Joon-ho y Park Chan-wook, pero sus recientes trabajos están luchando por alcanzar esa marca.
Ambas películas, consideradas obras maestras por muchos críticos y cinéfilos, no han logrado resonar con el público masivo como se esperaba. A pesar de su alta calidad artística, se argumenta que los directores no lograron crear la "película que el público quiere ver" en el momento actual.
Se dice que "Mickey 17" de Bong Joon-ho y "Oh, God" de Park Chan-wook son demasiado filosóficas. En "Mickey 17", personajes que recuerdan a la familia Trump y la forma del extraterrestre "Creeper" presentan capas de significado político y existencial que requieren una profunda reflexión. "Oh, God", que explora la ansiedad de la clase media, presenta un escenario en el que el personaje principal, Man-soo (interpretado por Lee Byung-hun), debe trabajar en una planta de cemento sin una explicación clara de por qué debe arriesgar su vida, y las escenas simbólicas hacen que la historia sea difícil de digerir para el espectador promedio.
Se teoriza que esta dificultad ha disuadido a muchos de ir al cine. En contraste, películas como la animación japonesa "Demon Slayer" y "F1 The Movie" han tenido un gran éxito, atrayendo a millones de espectadores con su escala épica y espectáculos visuales impresionantes, en lugar de mensajes filosóficos complejos. Esto sugiere que el público busca entretenimiento y disfrute en el cine, más que desafíos intelectuales.
"Mickey 17" ha acumulado 3.01 millones de espectadores, mientras que "Oh, God" ha registrado 2.78 millones. Si el fracaso en taquilla se debe a que estos maestros del cine plantean debates sociales a través del lenguaje cinematográfico, entonces quizás sea un fenómeno "inevitable".
Las reacciones de los internautas coreanos son mixtas. Algunos comentan que los directores se han vuelto "demasiado artísticos" y que el público actual prefiere "películas más ligeras y entretenidas". Otros defienden a los directores, afirmando que "el arte no siempre necesita ser popular" y que "el tiempo dirá cuán importantes son estas películas".